Disfrutaba
tanto escribirte cartas con mi puño y letra;
y
cuando se escapaba, entre tanta signo,
algún
verso encadenado a otro, con resultado estrofa y al final poema...
en
aquellos años en que no había "mails".
Y
cuando cosechaba una sonrisa de tu rostro con alguna rosa
o
un perrito,
o
un oso de peluche o felpa,
en
aquellos años en que no había monitos "whatsapperos"
ni
figuras animadas para los inbox de un face.
Me
gustaba despertarme muy temprano para ir hasta tu puerta
y
escuchar de tus propios labios el buen deseo para el día;
y
después imaginar que me extrañabas
hasta
que la hora indicara nuestra espera debajo del reloj del metro,
en
la estación que nos quedaba en el medio del camino
de
tu trabajo y el mío,
para
compartir lo vivido antes de irnos a dormir...
en
aquellos días en que no existía el cel.
Y
hoy me gusta, lo mismo que en aquel tiempo,
elevar
una oración y un gracias hacia el cielo,
antes
de perderme en el mundo de los sueños
y
recordar tu sonrisa, tu amor, tu extraño y embriagante aliento,
para
lo que no necesito nada de lo nuevo.
Y
es que para ayer y para hoy,
aún
no existe manera de comunicarse con el lugar en el que estás,
pero
que no te aleja, ni un segundo, de mis pensamientos.
siempre disfruto de lo que escribe profesor.. estoy seguro que cada vez que hace uso de su mejor manera de expresarse... llegan hasta el cielo sus poesias!
ResponderEliminar¡Wow! Me conmoviste. ¡Gracias Kenny!
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