A la profesora: Manuela de J. Rosado López (30 06 24 - 5 12 98) a quien, orgullosamente, puedo llamar: MI MADRE.
Duerme.
Que el cerrar de tus ojos
sea un consuelo para tu alma agitada;
que las sombras rellenen de paz
el mañana que ya no veré junto a ti.
Duerme.
Que el silencio convierta en melodía
los murmullos dolorosos, que desgarran
el recuerdo de otros días
y empañan el mañana
que ya no veré junto a ti.
Duerme.
Que sea un sueño quien mitigue tus dolores
y te sirva de fugaz acompañante
hacia el viaje sin retorno,
hacia el viaje de un mañana
que ya no veré junto a ti.
Duerme.
Apresura la llegada del descanso;
deja libre ya mi mano de tu mano
para que se vuelva ala
y vueles a ese mañana
que ya no veré junto a ti.
Duerme.
Que mis lágrimas no sean atadura.
Dile adiós a tu dolor y ya descansa.
Sé que Dios concederá a tu mañana,
que lo mires, como siempre, junto a mí.
2 de Octubre de 1998
no encuentro palabras (y de alguna forma, creo que no las necesitas) para dejarte un comentario después de leer tu poema
ResponderEliminarsólo quise dejar constancia de que leí este homenaje y me dejó conmovida
un abrazo
Gracias, preciosa. Tal vez te suene un poco cruel, pero tuve la oportunidad de leérselo antes de que se fuera a contagiar su alegría y entereza, a gente de los otros laares. Como no podía hablar, sus ojitos, su beso y su caricia de mano, me dijeron que ella deseaba lo mismo... De hecho tengo la fortuna de, efectivamente, sentir cómo mira el hoy junto a mí. Dios te bendiga.
ResponderEliminarLuis Felipe, es un poema muy emotivo y bien escrito, con tu estilo: sencillo, con claridad, ritmo y armonía. Además, el uso de la repetición le da mucha fuerza. ¡felicidades!
ResponderEliminarJorge Enrique Escalona
Mi querido maestro, ¡un honor saber que anduvo por aquí! El gusto que usted expresa por este poema no podía ser de otra forma... y no porque sea mío... Creo que lo valioso se encuentra en su destinataria y en el exceso de amor. Como lo hemos comentado muchas veces: "es importante llegar al corazón de quien nos lee", pero con este poema descubrí que es igual de importante la fuente y el motivo. Le dejo un gran abrazo. Nos vemos muy pronto.
ResponderEliminar-- luis, ese dolor de la ausencia me deja huerfano de no haberla conocido, estoy con tu dolor! Un abrazo Felipe!
ResponderEliminarMi querido jota pe, gracias por ese comentario maravilloso. Han pasado 11 años y aún padezco esa ausencia. Pero créeme, no es mentira que mira los días junto a mí; aunque yo no pueda verla, la siento a mi lado siempre. Máxime cuando valoro que todo lo que soy, poco o mucho, se lo debo a ella... Con tener la oportunidad de sentir el sol cada día, mirar las estrellas en la noche, y leer estos comentarios, siempre alentadores, me basta para decirle: ¡gracias por brindarme el privilegio de vivir!
ResponderEliminarLuis fue un honor conocer a tu abue y un placer conocerte a ti, aca te vine a visitar, y andare mas seguido... Abrazos
ResponderEliminar¡Alely, preciosa, qué bonita sorpresa! Por aquí te espero todas las veces que gustes. Tú que conociste a mi abue, sabrás que esto fue escrito con todo el corazón, el alma y la vida. Espero verte pronto para darte un beso. Dios te bendiga.
ResponderEliminares unn poema que me llego muchisimo , es hermoso,yo tambien la quise y la sigo queriendo, convivi mucho con ella, no tengo palabras pues igual hasta el dia de hoy sigo recordandola y extrañandola mucho besos y te felicito mucho mucho, estoy muy muy, orgullosa de ti te quiero,.
ResponderEliminarGracias preciosa. Sería imposible no recordarla; tanto sacrificio, tanto amor compartido, jamás puede quedar en el olvido. También te quiero.
ResponderEliminar