Mis
labios, mis manos, te han transformado en eterno porque hay quien jura que
existe un lugar en el que los sueños se mecen en un interminable vaivén de
esperanza; y yo he tocado cada parte de tu cuerpo y he besado tus labios
dulcísimos cada noche dormido y cada día despierto; cada noche de insomnio y
cada día en que duermo vencido por el cansancio de soñarte y soñarte conmigo,
muy junto, en entrega.
Puedes
decirle al mundo, orgulloso, seguro, riéndote de quienes buscaron la fuente por
siglos, que eres infinito porque no hay nada más eterno que el amor y yo te
amo, con todo el poder, las capacidades, la fuerza y las debilidades que el
Creador le dio a tal sentimiento. Mi corazón te ha hecho eterno porque te
idolatra, te rinde tributo, te admira, te alienta, te deja, te demanda, se
calla, te perdona y te pide humildemente perdón por amarte, te persigue; y su
espera será eterna porque al pensarte sus latidos retumban con tal fuerza que
su sonido, su energía explosiva, se une a la interminable creación del
universo.