martes, 12 de junio de 2012

La venida del señor

Cuando Jovita empezó a decirnos que estaba esperando “la venida del señor”, se convirtió en nuestra comidilla. No había vecino en el condominio que pudiera evitar el imaginarse a don Nicolás en alterada, constante e infructuosa actividad sexual. Y es que, aunque resultaba lógico pensar que el par de viejillos, después de cincuenta y tres años de feliz matrimonio, no podían estar hablando de otra cosa más que de la muerte, alimentaban nuestro morbo y nos hacían las reuniones más agradables cada que surgía el tema. Al menos yo, no desaprovechaba la oportunidad de preguntarle, cada que me la encontraba en la fila de las tortillas o corriendo presurosa por la tarde rumbo al pan: “¿Cómo está señora Jovita?”, con tal de volver a oír su respuesta: “Pues aquí, joven, nada más esperando la venida del señor”. Y otra vez la risa interna y el chisme posterior. Pronto se rebasó el límite de la colonia; de la delegación; ¡del mismo Distrito Federal! Porque estoy seguro que todos lo platicamos en el trabajo, en la escuela… ¡Cuando fui a Yucatán, en vacaciones, lo hice chiste! Pero todos nos quedamos chatos. Los de la colonia, los de fuera de la delegación y del Distrito Federal… Don Nicolás falleció, dos meses después de que se iniciara el chisme… por un ataque al corazón que le provocó una alterada, constante e infructuosa actividad sexual.

jueves, 7 de junio de 2012

Porque soy agradecido

Por hacer nacer en mí una nueva esperanza. Por convertirte en un nuevo sueño; por hacer volar hasta el cielo mis ansias; por hacerme pensar que contigo se ha hecho realidad mi deseo… ¡Gracias!